El viaje, que como ya dije, empezó hace ya casi un mes llega a su punto más álgido. Mañana partimos hacia la India. Los nervios parecen ocultos bajo la piel, nuestra mente parece que no quiera tomar consciencia del paso que vamos a dar en escasas horas, pero el cuerpo lo nota, los nervios ahí están.
Parece mentira, pero el mayor miedo no es encontrarme miseria, suciedad, gente nueva, otra cultura y valores diferentes a los míos, lo que verdaderamente me aterra es hallar algo en mí que no me guste, defraudarme a mi misma, descubrir allí que no soy quien esperaba... Pero este es un riesgo que hay que correr, porque cómo dice Ramiro Calle:
“la India te somete muchas veces a tales tensiones y presiones y te hace cambiar todos los esquemas de tu mente que el viaje hacia fuera se vuelve viaje hacia dentro, irrumpe todo el inconsciente y muchas veces crea tal caos y tal desorden también interior que tienes que bregar con todo ello y a la vez gozas mucho pero también sufres”.
Con esto me despido de mi querida Barcelona y de todos vosotros. Os voy a echar mucho de menos. Seguiré escribiendo. Nos vemos a la vuelta.
Un abrazo.
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