jueves, 28 de abril de 2011

Amanecer en el Ganges

Varanasi, domingo 24 de abril de 2011
Nos levantamos a las 4.30h AM para ir a ver el amanecer. La verdad es que vale la pena despegarse de las sábanas a esa hora para ver uno de los amaneceres más bonitos que he visto. El Ganges, tranquilo, alguna que otra barca surcando sus aguas junto a cuencos con velas y flores que flotan sin rumbo y te vuelven a recordar esa india espiritual, que a pesar de ser un país caótico despierta a ratos paz y tranquilidad.
De tanta paz y relajación casi me quedo dormida en la barca!
El tour en barca continua con un chai a la orilla del Ganges, mientras vemos niños budistas haciendo yoga, aprendices a sacerdote hindús practicando las ceremonias y rituales, indios lavando la ropa en el río, otros bañándose y otros rezando. La visita culmina en el templo del kamasutra dónde se ven unas vistas preciosas de Varanasi.
El día se hace largo en Varanasi, nos hemos levantado muy pronto y a las diez de la mañana parece que sean las cuatro de la tarde.
Por la tarde vamos a casa del maestro de los aromas. Es dónde conocemos la india más oculta. Ramiro, es un hombre que fabrica aromas para colonias, ungüentos…Nos cuenta un montón de cosas sobre los aromas, el sándalo es uno de los aromas más utilizados en la India, sobretodo en el ámbito espiritual. Además nos enseña su casa, nos presenta a su familia y a dos vacas que tiene dentro de casa y nos prepara un chai y una mascarilla facial. Raj se ríe de nosotros con la mascarilla puesta: ¡no tenéis vergüenza! - nos dice.
Tras esa relajada visita, vamos a comprar los billetes para Bodh Gaya, con ciertos problemas logísticos que nos obligan a adelantar el billete para Kolkata, cosa que no nos supone ningún problema ya que echamos mucho de menos nuestros indios y nuestro caos Bengalí.
Más tarde nos vamos al hotel, le pedimos a Raj que nos compre un par de cervezas y subimos a la azotea del hotel con el incienso y el aceite de coco que ha comprado Santi. Laura López nos hace una clase de yoga temiendo ser atacados por los monos que corren libremente por la ciudad. Durante la clase de yoga Frai se queda dormida repetidas veces…¡ya pensábamos que había llegado al Nirvana! ¡Menuda está echa! Finalizamos la clase con medio personal del hotel observándonos, se vuelve a confirmar la desmesurada y descarada curiosidad de los indios.

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