martes, 19 de abril de 2011

Domingo de Ramos en la ciudad de la alegría

Nos levantamos para estar a las 7 en Mother House para ir a la misa de Ramos. Tras la misa, las “sisters of carithy” nos ofrecen un pequeño desayuno (Chai, tostadas y plátano). Hablando con distintos voluntarios, decidimos ir hacer el voluntariado en Prednam, una especie de hospital de acogida para enfermos. Varios voluntarios los recogen de la calle (generalmente de los slumps, “chavolas”) y las “sisters” se encargan de aceptar o no al paciente. Vamos andando desde Mother House hasta Prednam con la compañía de Joaquín de Madrid, por el barrio musulmán, sorprende el cambio radical de carácter entre los indios hindús, budistas y musulmanes; éstos últimos son mucho más preservados y más serios, aunque el estilo de vida no varía de una religión a otra. Nos detenemos en un puente que da a las vías del tren justo antes de llegar a Prem - Dan, dónde hay montados mercadillos ambulantes encima de las vías del tren, trenes que siguen pasando actualmente por esas mismas vías.
A nuestra llegada a Prem - Dan, vemos que está dividido en tres zonas: Kalighat (que se ha traspasado por obras) dónde se encuentran los moribundos y una zona de hombres y otra de mujeres enfermos.
Nuestra labor allí inicialmente es de limpiar colchones, preparar las camas, lavar a los pacientes, curar heridas y lo más importante dar cariño a estas personas que en realidad es eso lo que te piden a gritos.
A las 12 salimos de Prem Dan, hace un sol de justicia, salimos deshidratados y muy cansados, tanto es el cansancio y el calor que se te quita el hambre. Volvemos a Sudder, comemos con otros voluntarios y son echamos una siesta de dos horas. Por la tarde vamos a casa de Mario que vive con un coreano en el barrio musulmán de Kolkota. Cenamos en la azotea de su casa rolls chiken, riquísimos y charlamos durante horas con espectadores indios en balcones y ventanas.
Para volver intentamos regatear con los “motorideshows” y con los taxistas, hasta que cogemos un taxi. Dejamos a Javi en su casa y unas manzanas más adelante un camión en medio de un cruce nos impide avanzar, el taxista se baja del vehículo y mide con los brazos si pasamos o no. Finalmente Santi sale del taxi y le dice que dé marcha atrás, el taxista, que se parece a Farruquito, asiente mosqueado.
Llegamos al hotel destrozados y nos metemos en la cama del tirón.

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